¿Quién no ha estado alguna vez en un restaurante y se ha sentido incómodo por el ruido? El que más y el que menos lo ha vivido, y algunos hasta tal punto que ha sido motivo para no regresar. Sí, el ruido en el restaurante puede ser la ruina del negocio, además de ser muy perjudicial para la salud de quienes lo viven a diario porque trabajan allí. Pero no os preocupéis, no estamos escribiendo para ser pájaros de mal agüero ni cenizos. Nosotros lo que queremos es daros soluciones a este problema de ruido en el restaurante. Pero para ello, primero tenemos que detectar los ruidos y, muy importante, su fuente de origen.
El exceso de rudo en el restaurante puede venir del exterior o del interior. Los ruidos externos suelen estar provocados por una circunstancia estructural, como el paso de una carretera o las vías del tren, o excepcional, como por una obra concreta. En cualquiera de estos casos la solución es bien sencilla, con un buen aislamiento acústico, dejaremos de padecer esos ruidos en el interior del restaurante.
Los ruidos internos, ya son otra cosa. Pueden ser provocados por la propia actividad del restaurante, como el mover vajilla, puertas o arrastrar mesas o sillas. También pueden ser ocasionados por la televisión o la música ambiente demasiado alta. ¡Y qué decir de las conversaciones en voz alta de los comensales! En gran medida son debidas a que hay otros ruidos que les obligan a hablar alto… al igual que a los propios camareros de la sala o el personal de cocina.
Como podéis comprobar, a nivel interno hay muchas fuentes que pueden ocasionar los ruidos y que provocan, como por ejemplo en los comensales, que se produzcan más ruidos debidos a los primeros. Un follón que sólo trae más ruido, ¿no os parece?
Parece claro que si logramos atajar las fuentes de ruido originarias, conseguiremos frenar las secundarias. Así que vamos a daros algunos pequeños consejos, además, como es lógico de contar con un buen aislante acústico en todas las instalaciones. Vamos a enumerarlas para que sea más sencillo:
- Instalar un falso techo que absorba sonidos.
- Colocar ventanas aislantes del ruido exterior.
- Poner tapas de goma en mesas y sillas.
- Instalar en la cocina y cafetería electrodomésticos que emitan pocos decibelios.
- Controlar el volumen de la televisión o música ambiental.
- Utilizar materiales textiles en mantelería y cortinas que absorben parte del sonido.
- Organizar el restaurante de forma coherente: espaciar las mesas, ponerlas lejos de puertas y aseos, dejar zonas de paso cómodas para los camareros…
Cumpliendo estos consejos, seguro que notarás la diferencia en el restaurante. Sencillamente, tus clientes estarán más cómodos… y volverán.
Si aún tienes dudas, ponte en contacto con nosotros, te podemos ayudar.