La geotermia y la aerotermia… dos términos de los que hace pocos años nadie hablaba y que hoy son cada día más habituales para todos. Ambas son tecnologías renovables cada vez más comunes para la climatización de edificios. Les une que las dos aprovechan fuentes de energía naturales para calentar y enfriar espacios, pero, a pesar de ello existen notables diferencias en sus métodos, eficiencia, costes y en el impacto que tienen sobre el medio ambiente. A continuación, veremos sus características, así como los beneficios y desventajas de cada una, con el fin de aclarar cuál podría ser más conveniente en función de las necesidades específicas de cada instalación. Siguiendo la filosofía práctica de este blog, vamos a ayudaros a conocer las diferencias entre geotermia y aerotermia.
Vayamos por partes, por lo que lo primero es describir ambas fuentes de energía. Comenzaremos por la geotermia. La energía geotérmica se basa en la utilización del calor almacenado bajo la superficie terrestre. A una cierta profundidad —unos 15 a 20 metros— la temperatura del subsuelo se mantiene constante a lo largo del año, oscilando entre 10 y 15 grados. Este calor es una fuente de energía renovable y estable, que puede aprovecharse para sistemas de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria en viviendas y edificios.
Pero, ¿cómo se utiliza esta potencial fuente de energía del subsuelo? El sistema geotérmico consiste en tuberías enterradas en el suelo, a través de las cuales circula un fluido que recoge el calor. Este calor es transportado hasta una bomba geotérmica, que lo intensifica y distribuye por el sistema de calefacción de la edificación. En verano, el sistema puede invertirse para enfriar el espacio interior, absorbiendo el calor de la vivienda y transfiriéndolo de nuevo al subsuelo.
Ahora le toca el turno a la aerotermia, un término más habitual para muchas personas ya que es algo más común. La aerotermia utiliza el aire exterior como fuente de energía. Este sistema emplea una bomba de calor que extrae el calor del aire, el cual contiene energía térmica incluso en épocas de frío. Las bombas de calor aerotérmicas pueden aprovechar esta energía para climatizar espacios interiores y para la producción de agua caliente sanitaria. El sistema aerotérmico funciona de manera similar a un aire acondicionado inverso: en invierno, recoge el calor del aire exterior y lo transfiere al interior, y en verano, extrae el calor de la vivienda y lo libera al exterior. Su versatilidad la convierte en una opción de climatización integral en un solo dispositivo.
Ya sabemos de forma sencilla qué son la geotermia y la aerotermia y cómo funcionan. Ahora toca mostraros las diferencias entre geotermia y aerotermia.
Fuente de energía:
Índice
Como hemos descrito anteriormente, la principal diferencia entre geotermia y aerotermia es su fuente de energía. La geotermia se basa en el calor estable del subsuelo, mientras que la aerotermia aprovecha el aire exterior, el cual experimenta grandes variaciones de temperatura a lo largo del año. La estabilidad térmica de la geotermia es una ventaja importante en climas fríos, donde el aire exterior en invierno puede ser muy frío y afectar el rendimiento de la aerotermia.
Rendimiento y eficiencia:
Si hemos hablado de las temperaturas como base para enfriar o calentar, lógicamente en cuanto a rendimiento y eficiencia, la geotermia resulta más rentable. Esta es otra de las diferencias entre geotermia y aerotermia, ya que la primera destaca por su alta eficiencia constante durante todo el año. Al aprovechar la temperatura del suelo, que cambia poco con las estaciones, su rendimiento es muy alto. En comparación, los sistemas de aerotermia presentan un rendimiento variable que depende de las condiciones climáticas. En climas templados, la aerotermia es eficaz, pero en climas fríos su eficiencia disminuye, ya que necesita trabajar más para extraer calor de un aire exterior muy frío.
Instalación y costes iniciales:
Aquí la aerotermia sale ganando porque la geotermia requiere una inversión inicial elevada debido a las perforaciones necesarias para instalar las sondas en el terreno. Estas perforaciones no solo encarecen el proceso, sino que requieren permisos y estudios previos, incrementando el coste inicial. En cambio, la aerotermia es menos costosa de instalar, ya que no necesita perforar el suelo y su montaje es menos complejo. Esta característica hace que la aerotermia sea una opción más accesible para quienes buscan una instalación rápida y sin un alto coste inicial.
Mantenimiento y durabilidad:
Aquí podemos decir que hay un empate, pues ambos sistemas requieren poco mantenimiento. Sin embargo, la geotermia, al estar enterrada, tiende a tener un mantenimiento más sencillo y a ser menos vulnerables al desgaste que provocan las condiciones climáticas. Esto aumenta su vida útil, aunque en caso de necesitar reparaciones, acceder a los componentes subterráneos puede ser más complicado y costoso. Por su parte, las bombas de calor aerotérmicas están expuestas al exterior y, por lo tanto, pueden requerir más mantenimiento a largo plazo. Sin embargo, su accesibilidad facilita las reparaciones y reduce el coste del mantenimiento, lo que las hace convenientes desde una perspectiva de facilidad de servicio.
Impacto ambiental y emisiones de CO₂:
Otro empate. Ambas tecnologías se consideran sostenibles y contribuyen a reducir las emisiones de CO₂ al emplear fuentes renovables. La geotermia, al ser más estable y eficiente, genera una menor huella de carbono a lo largo de su vida útil. La aerotermia, aunque también es una tecnología limpia, depende de fuentes eléctricas externas para su funcionamiento, lo que puede aumentar su huella de carbono si la electricidad proviene de fuentes no renovables.
Vistas las diferencias entre geotermia y aerotermia, se puede deducir que su elección depende de varios factores, entre ellos el clima, el presupuesto y las características del terreno. La geotermia es una excelente opción para quienes desean una solución estable y de largo plazo, especialmente en climas fríos, ya que ofrece una eficiencia alta y constante, compensando a largo plazo su elevado coste inicial. Además, es ideal para proyectos nuevos o en terrenos donde sea viable realizar perforaciones profundas. La aerotermia, por su parte, es una alternativa más accesible y económica de instalar. Es especialmente adecuada para climas templados y para quienes prefieren una instalación menos invasiva y con una inversión inicial más baja. Al ser un sistema versátil, es una opción interesante para viviendas ya construidas y donde las condiciones del suelo dificulten la instalación de sondas geotérmicas.
En definitiva, ambas tecnologías ofrecen beneficios significativos y reducen la dependencia de combustibles fósiles, aportando a la transición energética hacia un modelo más sostenible. Al evaluar las características y necesidades de cada proyecto, es posible decidir entre una tecnología u otra, maximizando la eficiencia energética y contribuyendo a reducir el impacto ambiental. La elección depende de equilibrar los costes iniciales, el mantenimiento y la eficiencia deseada, logrando así un sistema de climatización adaptado a las exigencias del entorno y del usuario.
Y, como os explicamos en otro artículo, su combinación con un sistema de distribución como el suelo radiante, hacen que sean dos sistema de climatización ideales para cualquier vivienda. Eso sí, como os decimos siempre, de nada sirve un buen sistema de climatización si el calor se os escapa a raudales por un mal aislamiento, ¿no os parece?