Hoy os queremos hablar de un problema muy común en muchas casas: la humedad por condensación. Seguro que, por desgracia, la habéis visto en alguna ocasión. Son, por ejemplo, esas gotas de agua que aparecen en la parte interior de la ventana. Pero no os preocupéis, porque os vamos a decir cómo solucionarlo. Aunque, como es lógico, todo pasa por un buen aislamiento de la vivienda, en este caso de la zona de las paredes y ventanas, principalmente.
Tras esta introducción, lo primero que tenemos que hacer es explicar muy brevemente los distintos tipos de humedades que nos podemos encontrar en nuestra vivienda.
- Un tipo son las “humedades por capilaridad”. Son las humedades que tienen su origen en los cimientos y muros de la vivienda y que van ascendiendo debido a la capilaridad de los materiales porosos que las componen. Con el tiempo estas humedades se van secando en las paredes y provocan un salitre que afecta a los revestimientos y la pintura de las paredes.
- Un segundo tipo serían las “humedades por filtraciones”. Aparecen habitualmente en zonas por debajo del nivel del suelo, en zonas como garajes o sótanos. Pueden suponer un peligro para la estructura del edificio.
- Y, por último, tenemos las “humedades por condensación” que nos van a ocupar en este artículo.
Las humedades por condensación se producen, principalmente, por la humedad existente que, al ponerse en contacto con una superficie más fría, provoca que pase a forma líquida humedeciendo la superficie. Habitualmente se asocia a una mala ventilación de la vivienda, pero actividades diarias y habituales como ducharse, cocinar o secar la ropa ayudan a provocarla al humedecer el ambiente. Lo que es muy importante es contar con el asesoramiento de profesionales puesto que localizar el origen de la humedad es fundamental, ya que en ocasiones no provienen de ninguna mala práxis de los habitantes de la casa, sino de problemas estructurales, como un mal aislamiento de paredes o el tejado.
Como ya hemos comentado en alguna ocasión, las humedades en las viviendas tienen muchos riesgos para la salud. Por eso, es fundamental hacer lo posible y lo imposible para evitar su aparición. Como hemos dicho, lo principal y más importante es contar con un buen aislamiento en la vivienda, aunque hay otras pequeñas medidas que se pueden tomar en la vida diaria que ayudan a evitar esta humedad por condensación. Por ejemplo, no secar la ropa en el interior de la vivienda ni en los radiadores, tapar las ollas al cocinar, ventilar el baño tras la ducha o, por lógica, ventilar bien la casa a a diario, que no quiere decir ventilar en exceso como ya os explicamos en este artículo.
La humedad puede tener importantes repercusiones en la salud de quienes habitan la vivienda. A la mínima duda, consulte a un profesional que le asesorará y ayudará a eliminarlas de forma definitiva.