Ya lo hemos notado todos. Ha llegado el otoño con su bajada de temperaturas y humedad y en pocos días tendremos encima el invierno con su gélido frío. Menos mal que tenemos calefacción y en nuestra casa estamos realmente confortables… ¿o no? Puede que dependa mucho del tipo de calefacción del que dispongamos en casa, no todos son iguales y, sobre todo, no todos cuestan lo mismo al mes. Vamos a verlo.
¿Qué tipo de calefacción podemos elegir?
El tipo de calefacción lo podemos diferenciar según varias tipologías. Por un lado, según el sistema del que procede el calor, como por ejemplo, el suelo radiante, los acumuladores eléctricos o las bombas de aire. Otra forma es por la fuente de energía que utilizan, como la conocida biomasa, la eléctrica o la de gas. Como vemos, en principio, son numerosos, pero podemos destacar los siguientes:
- Caldera con radiadores de agua: Este es el sistema más habitual en muchas casas, principalmente comunidades de vecinos. El calor se produce en la caldera y se distribuye por un circuito a los diferentes radiadores de cada casa que funcionan con agua caliente.
- Bomba de calor: Funciona, habitualmente, con los sistemas de aire acondicionado de verano. Tiene ventajas como su escaso consumo o la rapidez con la que alcanza la temperatura requerida… que se pierde igual de rápido cuando se apaga.
- Suelo radiante: Es un tipo de calefacción en el que hay que destacar su confortabilidad. El suelo calentito es una auténtica delicia, sobre todo si hay niños en casa que tienden a estar en el suelo jugando. Las desventajas son dos: su instalación, ya que hay que levantar el suelo, salvo que se coloque en obra nueva, y su coste, puesto que cuando funciona con electricidad…
- Gas: Es el más usado en muchos hogares españoles, sobre todo en las viviendas relativamente nuevas que no usan calefacción comunitaria. Sus ventajas son su limpieza y poca contaminación. Hay varios tipos como el gas ciudad, el gas propano o el gasóleo C, eso sí, sea cual sea nuestra elección, el elemento indispensable serán los radiadores para repartir el calor generado.
- Sistemas de acumulación eléctrica: Es el tipo de calefacción más sencillo de instalar… pero cuidado con el precio de la tarifa eléctrica porque nos pueden dar más de un disgusto. Es un sistema poco contaminante y relativamente sencillo de instalar.
Hay otros sistemas de calefacción, pero estos son los más habituales. De todas formas, tenga claro que, ponga el sistema que ponga, si no dispone de un buen aislamiento, estará tirando el dinero a raudales. Tanto pensar en el sistema de calefacción más económico, para desperdiciar los euros por un mal aislamiento. Una pena, ¿no?